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miércoles, 16 de enero de 2013

Pep Guardiola apuesta sobre seguro fichando por el Bayern de Múnich


Más pronto que tarde iba a caer la noticia de que Pep Guardiola, ex entrenador del FC Barcelona, fichaba por uno u otro equipo, algo que quedaba claro y próximo tras el anuncio del técnico catalán durante la reciente gala de entrega del Balón de Oro de que la próxima temporada estaría de regreso en los banquillos de la élite del fútbol.

Finalmente, el Bayern de Múnich fue el equipo escogido por Pep, y es necesario destacar escogido, ya que el entrenador tuvo la posibilidad de seleccionar su próximo destino entre un amplio, variado y apetitoso abanico de posibilidades para su futuro profesional.

La Premier League, la Serie A e incluso, por que no, la misma Liga BBVA pudieron haber sido su elección final pero, curiosamente, la Bundesliga terminó llevándose la palma, y curiosamente porque se trata del campeonato que, probablemente, es más débil entre los ya mencionados y dejando a un lado los bizarros rumores del PSG o la mismísima selección de Brasil.

Sin embargo, aproximando la lupa a la letra pequeña de la noticia del acuerdo con el Bayern, podemos comprobar que no se trata de un decisión extraña, sino más bien continuísta y, sobre todo, coherente respecto al comportamiento del técnico de Santpedor desde que se hizo cargo del primer equipo del FC Barcelona.

Carpe Diem es la filosofía del ex blaugrana, abanderado del contrato por temporada y el fútbol de ciclos y sensaciones en el que tiene claro que no quiere formar parte de un eterno reinado de vacas flacas y pensiones vitalicias.

Por ello, Guardiola entrenó y encarriló al mejor FC Barcelona de toda la historia y, probablemente, al mejor club de fútbol que surgido de este deporte para saltar a un lado cuando se encontraba en la cresta de la ola por miedo a la rompiente que, tarde o temprano, tanto su experiencia como la lógica le anunciaban que terminaría por estrellarse.

Por la puerta grande, como un caballero y con los bolsillos llenos de títulos y elogios Pep Guardiola se marchó del Barcelona y se tomó un año sabático que no hizo más que alimentar su propio mito -y su caché- a nivel internacional para así propiciar una situación como la actual, en la que pudiese seleccionar a la carta su próximo destino, que terminó siendo el Bayern de Heynckes.

Lejos de hacerse cargo de un equipo en crisis para cubrir la baja de un técnico destituído o en un ambiente crispado, Pep se decantó por heredar el legado del técnico alemán, que deja al Bayern en lo más alto de una Bundesliga en la que nadie se atreve a toser al Bayern desde hace ya demasiado tiempo.

La clara diferencia de potencial entre el Bayern de Múnich y el resto de equipos de Alemania, comenzando por el presupuesto, ofrece a Pep un destino relativamente cómodo, pero no por ello apartado de la vorágine de la élite del fútbol europeo, en un lugar en el que no perderá renombre y donde podrá ganar títulos e incluso soñar con la Champions League una vez más.

La Serie A es un lugar complicado en el que tratar de instaurar su estilo de juego de toque y posesión, mientras que la Premier League presenta una competencia tan alta entre los grandes clubes que se presentaba demasiado arriesgada.

Ni corazón ni cartera gobiernan el rumbo laboral de Pep Guardiola, por lo que el Bayern de Múnich es el próximo jaque de la carrera profesional del entrenador español, aunque sólo el segundo de una partida que se presenta larga y cargada de triunfos.

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