jueves, 19 de septiembre de 2013
Chelsea 1-2 Basilea
Diez años hacía que el Chelsea no perdía un encuentro de Champions en casa de la fase de grupos. El artífice de este logro no es ni uno de los grandes de Europa ni uno de los clásicos del fútbol del viejo continente. El autor de este logro ha sido el Basilea, un club que se reinventa cada temporada con nuevos fichajes y que ha realizado un partido de menos a más, iniciando una pequeña rebelión en el grupo E. Un grupo aparentemente sencillo que se complica para el plantel dirigido por José Mourinho.
Stamford Bridge acogía expectante el estreno del campeón de la Europa League en el máximo torneo continental. El equipo londinense se vio sorprendido por el planteamiento de un rival disciplinado y replegado que salía rápido con la velocidad de sus atacantes, en especial bajo la estela del egipcio Salah. Las oportunidades caían por cuentagotas en el lado local a través de lanzamientos lejanos, evidenciando una falta de ideas y el mal estado físico de Eto'o.
Cuando las alarmas estaban a punto de saltar llegó el mazazo 'blue'. David Luiz adelantaba su posición para buscar a Lampard quien asistía a Óscar, el brasileño cruzaba al palo largo con gran clase batiendo a Sommer. Un gol de los llamados psicológicos, en el último minuto, de los que duelen y dejan huella tras haber defendido con orden. Así se cerraba un primer acto benévolo con los pupilos del técnico luso.
El partido se animaba en los siguientes 45 minutos. Óscar mandaba el esférico al larguero con un disparo desde fuera del área frenando por un instante las apariciones de los helvéticos en las inmediaciones de Cech. El Basilea llamaba a las puertas de la igualada con empuje, cada vez más descarado. El premio a la constancia fue fabricado con una jugada colectiva y culminada por Salah con un excelente golpeo con el interior a las mallas.
El empate dibujaba un incierto final con más color azulgrana que azul. La entrada de Matías Delgado al terreno de juego proporcionaba la última pieza para que el engranaje suizo funcionara. A falta de 9 minutos, un saque de esquina botado por el propio argentino era cabeceado por Steller dando la campanada definitiva. Una hazaña con sabor a 'vendetta' por la eliminación de su equipo en manos del Chelsea en las semifinales de la Europa League del pasado curso.
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