El Chelsea llega a Old Trafford con la vitola de enemigo público. Un duelo que cerrará la segunda jornada de la Premier League y en el que se disipará si el club londinense se afianza en la parte alta de la clasificación de conseguir una victoria en campo visitante. En el bando de los pupilos de David Moyes, el gran atractivo lo pondrá Wayne Rooney, pretendido por el Chelsea a través de dos ofensivas que han sido rechazadas desde las oficinas de Manchester.
Primer duelo entre ambos conjuntos tras la marcha de Sir Alex Ferguson, un choque en el que José Mourinho no encontrará a su venerado amigo en el banquillo rival. Un Chelsea que acaba de oficializar el fichaje de Willian, que ha ganado sus dos primeros partidos en la Premier League – cabe recordar que ya han jugado el partido correspondiente a la tercera jornada contra el Aston Villa (2-1), como consecuencia de la disputa por parte del conjunto londinense de la Supercopa de Europa el próximo viernes ante el Bayern de Guardiola – y que camina con paso firme a Old Trafford con la posibilidad de alzarse con el cetro momentáneo en la competición doméstica.
En el lado red, el Manchester United afronta el partido con las voces que claman por el mejor juego de un equipo que no convenció en su estreno. Fue ante el Spanish Swansea, y a pesar del 1-4 cosechado se vio un equipo lento y al que le falta carburar un juego más trenzado. Y con Rooney en el candelero: el delantero inglés ha clamado a los cuatro vientos que quiere abandonar la disciplina del United y su destino, más que probable, es el Chelsea. Mourinho quiere un goleador nato bajo sus órdenes y prioriza el fichaje del delantero de Croxteth para la presente temporada.
Habrá que esperar al pitido inicial para saber si el Happy Team de Mourinho es capaz de repetir el 0-1 cosechado el año pasado en la Premier League en su visita al Teatro de los Sueños. Un choque que servirá para calibrar hasta dónde está dispuesto a llegar el nuevo United de Moyes y, sobre todo, para dilucidar si el juego del Manchester enamora o no a la parroquia de los red devils. Un verdadero duelo de titanes, tanto en el tapete de juego como en los banquillos.
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