El fútbol es como el viento, en un momento determinado puede variar de sentido para arrasar con todo lo que encuentra. El Chelsea ha aprovechado un claro penalti para ir a favor
El triunfo del Arsenal, y el empate del Liverpool, debían servir como motivación al Chelsea para
El equipo de José Mourinho se enganchaba al partido con una acción aislada. Una mala cesión de Demel propiciaba un penalti de Jaaskelainen sobre Oscar que Frank Lamprad ejecutaba y celebraba con rabia, exteriorizando la tensión de un futbolista que salió de la casa de los 'irons' por la puerta de atrás. Un hombre criado en el club 'hammer' -perpetuando el apellido Lampard en Boleyn Ground-, y que más tarde se pasó al bando enemigo, a uno de los rivales de la ciudad. Una 'traición' que era pagada con fuertes silbidos desde
El tanto transformaba el panorama del choque. Los mediocampistas azules veían los huecos que antes no encontraban. Poco después de la media hora, Hazard pasaba de primeras a Oscar para que el brasileño encarara la portería contraria culminando con uno de sus clásicos disparos que se colaba de nuevo en la meta local. Los 'hammers' parecían no haber asimilado el primer golpe y ya habían encajado el segundo martillazo.
Sam Allardyce reaccionaba con un doble relevo desde
La fe de los 'hammers' se avivaba en el último tramo. En vez de recibir un premio por su actitud asistían a otro castigo. Un balón perdido en la frontal era dirigido por Lampard a las mallas y al corazón de sus antiguos seguidores, que se agitaban más al verle besar el escudo del león. Quinta diana del '8' en sus últimas cinco citas ante el West Ham. Sin piedad ante su pasado, renegando de sus orígenes con un doblete.
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